La carne de conejo es consumida desde épocas muy antiguas, desde la  Prehistoria habitaba en Europa, en países como Francia y Bélgica y más tarde se desplazó hacia la Península Ibérica y de allí llegó a África y América. El conejo  comenzó a domesticarse durante la Edad Media y a criarse en jaulas. Su cría del conejo responde al término de cunicultura.
En los años 50 se empezó a modernizar el sector de la cunicultura en España y a partir de la década de los 60 se incrementó su producción de carne de conejo. Desde entonces muchas de las explotaciones familiares se han convertido en granjas industriales, aunque aún sigue existiendo una cantidad importante de pequeñas factorías.

Variedades de carne de conejo:

Existen numerosas razas de conejo pero las diferencias más notables se encuentran entre el conejo de monte y el de granja.

– Conejo de granja o doméstico: Los conejos criados en granjas tienen, en general, más cantidad de grasa que los que se crían en libertad. Su carne presenta un color rosáceo más claro y una textura más tierna que se va endureciendo conforme aumenta la edad del animal. Se cría de forma intensiva en menos tiempo que el de monte y presenta un sabor más suave.

– Conejo de monte de campo o silvestre: Estos ejemplares son más ligeros y más finos que los de granja. Su carne más dura y con mucho sabor debido a los aromas que le aportan los vegetales que consumen en el monte. Su carne es de color más rojizo que la del conejo de granja y contiene menor cantidad de grasa en su composición.

Recomendaciones para el conejo:

La carne de conejo no contiene ninguna capa de grasa por lo que puede resultar algo seca. Si se elabora al horno o a la parrilla se suele envolver con lonchas de bacon o jamón, para que la grasa ablande su carne. Para potenciar el sabor de la carne de conejo doméstico se recomienda marinar la carne con hierbas aromáticas o especias unas horas antes de cocinarla para que absorba bien el sabor y resulte más jugosa y tierna. También se puede cocinar al ajillo o acompañado de diversas como una vinagreta o un alioli.

Cocinado de una u otra forma la carne de conejo admite guarniciones muy variadas, como verduras, hortalizas, etc. También él mismo puede formar parte del acompañamiento de otros platos como por ejemplo una menestra de verduras, un guiso de patatas, de arroz o de legumbres.
La carne de conejo posee un apreciado sabor y se presta a múltiples preparaciones. Se puede elaborar al horno, guisado, estofado, frito o a la parrilla. Si la pieza es joven, a la parrilla puede resultar muy sabrosa, en cambio si se trata de un animal adulto es preferible cocinarla en forma de guisos o estofados, que ablandarán su textura.

La carne de conejo resulta blanda y fácil de comer, sobre todo si se cocina guisado o estofado y acompañado de salsas y hortalizas, lo que supone una ventaja para quienes tienen dificultad para masticar. Debido a su abundancia de fibras musculares hacen de la carne de conejo más difícil de digerir, y esto lo pueden notar quienes tienen estómago delicado.

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Vía: Directo del campo

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